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La vigilante amenaza de la burbuja

La crisis de las puntocom en el 2000 parece cosa del pasado, pero varios factores recientes en las startups indican lo contrario.

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La crisis de las puntocom en el 2000 parece cosa del pasado, pero varios factores recientes en las startups indican lo contrario.

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“Se acerca el invierno”, dice Keith Rabois, antiguo vicepresidente de PayPal y hoy socio de Khosla Ventures, recurriendo a una frase de la popular serie de televisión Game of Thrones.

Silicon Valley, otra serie de televisión de la misma cadena HBO, enfocada en la startup de unos jóvenes emprendedores tecnológicos en esta generación milenial, comenzó a tratar un tema más realista similar a aquella burbuja de hace 16 años. Pero una burbuja actualizada.

A comienzos del año 2000 la crisis de las puntocom se manifestó gracias a sitios como TheGlobe, cuyas inversiones y salida a la bolsa alcanzaron cifras astronómicas sin precedentes. Escandalosas inversiones de alto riesgo bajo un índice de recuperación y ganancias extremo, o nulo, en el peor de los casos.

Las consecuencias de estas improvisadas acciones fueron rápidas y severas. La suspensión de incredulidad por parte de los inversionistas dejó como resultado la quiebra de cientos de compañías startups y una reventada burbuja. Estas compañías sobrevivieron un tiempo entre marzo y junio del 2000 gracias a millonarios fondos de capital de riesgo, pero ciertamente solo fueron paños de agua tibia.

Rabois y otros creen que actualmente estamos en un período similar de suspensión de incredulidad.

«Si esa suspensión de incredulidad se acaba, se viene todo abajo», señala.

Las salidas a bolsa se han esfumado, la inversión en startups ha decrecido y las valuaciones caen, aunque los fondos de capital de riesgo hayan recaudado una suma récord durante el primer trimestre.

«Una de las razones por las que están recaudando todos estos fondos no es porque quieran el dinero, sino porque creen que sus indicadores de desempeño están inflados en este momento, y quieren obtener ese dinero antes de que las compañías en sus portafolios empiecen a colapsar e incendiarse», afirma Rabois.

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Muchas startups están próximas a quedar sin fondos a medida que se extingue el financiamiento. Cuando las inversiones de capital de riesgo fluían libremente en los últimos años, los ejecutivos de muchas empresas gastaron sin restricciones para crecer más rápido que sus rivales, contratar personal más capacitado o por otros motivos. Ahora deben decidir entre reducir costos de forma drástica para volverse autosuficientes, o buscar capital bajo condiciones cada vez más molestas.

«Sin duda, ahora estamos atravesando por el ciclo del temor», según indica Yatin Mundkur, capitalista de riesgo de Artiman Ventures en Palo Alto, California.

La inversión de capital de riesgo está dividida entre la codicia y el miedo.

«Hay tantos unicornios que muchos de ellos tienen que desaparecer», asegura Jason Lemkin, inversionista que trabajó en Storm Ventures, en referencia a startups con valuaciones superiores a los 1.000 millones de dólares.

«Doscientos y algo de unicornios no producirán tantas compañías de 1.000 millones».

La empresa de mensajería TangoMe, la compañía de videojuegos móviles Kabam, y la matriz del fabricante de informática Jawbone, avaluadas en 1.000 millones de dólares o hasta más, han despedido gran cantidad de empleados en los últimos meses. Las startups beneficiadas por abundante capital de riesgo son probablemente las más vulnerables.

El mayor ejemplo es Uber Technologies, con un valor de 62.500 millones de dólares. La empresa sostiene que es rentable en Norteamérica según ciertos indicadores, pero está gastando enormes sumas de dinero para conquistar mercados como China y otros países, por ejemplo en Suramérica. Si la startup más valiosa del mundo se ve obligada a moderar sus ambiciones, las ondas expansivas repercutirán por todo el sistema.

Y entonces la burbuja podría estallar en un abrir y cerrar de ojos.

 

Vía: The Wall Street Journal

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