Unravel – La reseña

Pocas veces un gran publisher acostumbrado a juegos «mainstream» se lanza con propuestas arriesgadas y usualmente es por esto mismo, el riesgo económico que estas representan para compañías que cotizan en la bolsa y tienen una inmensa cantidad de accionistas esperando por ver resultados económicos.

En la conferencia de EA durante la E3 del 2015 se abrió espacio para un juego tan fuera de lugar para el estilo de la compañía que a su desarrollador, Martin Sahlin, se le notaba que ni se lo creía –que lo dejaran presentarse– por los nervios que dejó ver durante su exposición del juego. Durante unos momentos pudimos ver a Yarny, un colorido personaje creado con hilos dando un paseo por un bosque.

Y aquí meses después ya está entre nosotros Unravel, mostrándonos que EA esta cambiando la filosofía a la que nos tiene acostumbrados a los gamers y se esta dejando invadir por juegos que en un primer vistazo parecen poco comerciales como es el caso de esta colorida aventura.

Unravel es simplemente una historia de nostalgia, pero no nostalgia gamer, es de esa nostalgia de tiempos pasados por las que sufren nuestros padres o nuestros abuelos, donde la vida era mas rural y donde un simple paseo al lago resultaba ser un acontecimiento familiar.

Yarny es un personaje que aparece sin razón aparente del tejido de una tierna anciana. En esta historia no hay magia, no hay misterios y tampoco hay otros personajes. Nuestro protagonista de hilos está ahí para revivir a su estilo los recuerdos de una familia del campo en Suecia, y para seguramente tocar fibras en los gamers mas sensibles que sentirán identificados algunos recuerdos de su infancia.

La primera sensación que tuve al probar el gameplay de Unravel fue que se parece en muchos aspectos a Little Big Planet, no solamente en que los protagonistas son adorables y son muñecos hechos de lana, sino por las mecánicas de juego y los puzzles inspirados en mecánicas sencillas de agarrar cosas y realizar saltos. Eso si, hay una diferencia notable y es el ritmo del juego, ya que Unravel resulta ser un tanto lento en comparación con la rapidez del juego de Media Molecule.

Algo genial de Unravel es como resulta «orgánica» la experiencia, la interfaz del juego es básicamente un escenario y entrar a los niveles como tal consiste en acercarse a una de las tantas fotos que aparecen colgadas por distintos lados de las habitaciones de la casa. La limpieza de la interfaz es tan extrema que algunas personas podrían pasarlo como una película interactiva. Todo esto juega a favor de los gráficos del juego, ya que le agrega más importancia a quizá el aspecto más fuerte: la dirección de arte. Es coherente con el personaje y con la locación que nos quiere proyectar, una casa en el campo y sus alrededores.

Cada nivel de Unravel se ve diferente, hay unos que nos llevan al bosque, otros al patio de la casa y hasta otros a un lago, quizá lo más curioso es que Yarny al estar en un «mundo real» ve mucho mas grandes los objetos de la vida diaria y por ejemplo, un pequeño pájaro en Unravel puede verse amenazante, lo mismo con un cangrejo que resulta ser un peligroso enemigo. Esto lo han sabido aprovechar los desarrolladores del juego para hacer que nuestros retos y desafios se sientan mas reales, más humanos.

Una mecánica clave del juego, es que cada vez que Yarny se mueve va dejando hilo, por lo que se puede devolver a lo largo del mapa para visitar lugares que dejó de explorar anteriormente o simplemente para ver un poco más la agradable ambientación de los escenarios. Eso si, esta devolución está limitada de cierta forma hasta el último checkpoint visitado y es que en cada nivel debemos encontrar más hilo para poder avanzar. Los puntos de hilo también funcionan como puntos de control y esto a veces se convierte en un problema, ya que por algún motivo hay checkpoints que están muy mal ubicados y son una molestia por la zona en la que quedaron.

Unravel quizá tiene un pecado que lo opaca y es que no es una experiencia trascendental como uno esperaría. Hay juegos que se te quedan no tanto por ser tan buenos, sino por su ambientación, música o historia, le generan sentimientos al jugador que cuando este los ve en retrospectiva, tiene buenos recuerdos o sentimientos. Unravel lo trata y a pesar de sus geniales gráficos y su dosis de nostalgia por «los viejos tiempos» no logra convertirse –en mi caso– en una experiencia memorable.

El juego también se siente corto, como que luego de jugar un rato hay muchos puzzles que son muy parecidos y luego de terminarlo queda poco para rejugarlo si se es un gamer veterano que se está acostumbrado a aventuras como Shovel Knight. Dicho esto, Unravel es al fin de cuentas un juego familiar, para que padres puedan disfrutar con sus hijos pequeños o simplemente una casi que compra fija para los padres que quieren dar un juego entretenido a sus pequeños.

Reseña hecha en su versión de PS4 con una copia de Unravel brindada por Red Button.