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StarCraft II: Legacy of the Void – La Reseña

Legacy of the void es la última entrega de Starcraft 2 ¿El juego es un digno final a la saga? Averígualo en esta reseña.

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Legacy of the Void es la última entrega en la trilogía de Starcraft II, con la cual se cierra la historia que comenzó hace más de una década e inicia una nueva temporada en una de las escenas de e-sports más competitivas que hay en el momento. ¿Pero el juego es un digno final a la saga? Averígualo en esta reseña.

Después de 17 años una de las historias más queridas por los fans de Blizzard llega a su último capítulo, y la verdad hay muchísima nostalgia al ver como los personajes ya memorables evolucionan, y cómo la historia se expande y transforma en un universo de ciencia ficción dotado de una originalidad increíble.

Al iniciar Starcraft II: Legacy of the Void nos encontramos con la cinemática que ya habíamos visto, donde los Protoss llegan a Aiur, su planeta natal, el cual perdieron en la invasión Zerg durante el primer juego con una batalla épica donde los Terran también se unieron para defender fallidamente el hogar de los Protoss. Y épica es la mejor palabra que describe esta nueva entrega en términos de campaña.

Este juego quizás es el que tiene más contenido de la trilogía. Nos encontramos con unas misiones de prólogo (que estaban disponibles antes de la salida oficial) las cuales nos cuentan las tribulaciones de Zeratul en la búsqueda de la profecía de los Xel´naga, y una forma de salvar toda la vida en la galaxia del plan de Amon.

Después de terminar estas misiones procedemos con la campaña principal de los Protoss, en la cual nos adentramos más en su cultura e historia, conociendo distintas facciones y dándonos cuenta que la raza más avanzada de la galaxia está lejos de estar completamente unida. Sin embargo, gracias al liderazgo de Artanis y su capacidad para valorar las diferencias de los otros se unen con el objetivo de derrotar al ya mencionado dios oscuro Amon

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Como última parte dedicada a la campaña, Blizzard nos tiene preparado un epílogo que no deja de ser sorprendente, pero se siente un poco acelerado y con un bajón de calidad en la historia que deja cierto sentimiento de vacío. Hay algo que falta en esas misiones de epilogo que aun no he identificado.

Ahora, si bien la historia tiene sus altibajos, la jugabilidad tiene solo puntos altos; desde la experiencia de un solo jugador vemos que durante la campaña hay un selector de unidades previas a la misiones donde podemos escoger el tipo de unidad que queremos para cada uno de los roles de nuestro ejército. También iremos recogiendo Solarita, un raro mineral que usaban los protoss para darle energía a sus naves y que a nosotros nos servirá para usar los ataques especiales de la Lanza de Adun (nuestra base de operaciones) cuando estemos en el campo de batalla.

Pero Starcraft no solamente se destaca por una historia muy bien hecha, también lo hace con el multiplayer que sin duda alguna es la parte más fuerte del juego, y es aquí donde realmente se notan las diferencias con respecto a la entrega anterior con adiciones tan importantes como el modo Arconte (Archon mode en inglés) y nuevas unidades, entre otros cambios de balance que analizaremos enseguida.

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Sigue Construyendo trabajadores…

Esta es quizás una de las bases más importantes de Starcraft, y por eso el aumento en el número de trabajadores iniciales al doble es uno de los cambios que más alteran el juego en los primeros minutos de la partida, porque efectivamente recorta los primeros dos minutos (aproximadamente) ampliando considerablemente las opciones que tenemos para responder a las distintas estrategias de nuestros oponentes

Nuevas unidades

Como era de esperarse, se han añadido dos nuevas unidades para cada raza con el fin de suplir ciertos roles tácticos y ayudar al balance del juego, un elemento que siempre ha destacado a Starcraft. Enseguida listamos las unidades por raza y el posible rol que pueden cumplir de acuerdo a sus características.

Protoss

Adepta: esta nueva unidad se puede construir desde la etapa temprana del juego; con su ataque a distancia, y su bono contra armadura ligera, Adepta es una unidad que sirve para ejercer presión temprana sobre los trabajadores enemigos, e incluso otras unidades de armadura ligera.

Disruptor: esta esfera de energia entra a llenar un vacio que habia en los ejércitos Protoss, una falta crítica de daño de área masivo y una función que sólo cumplia el vulnerable Coloso, (y en menor medida, el alto templario con su tormenta psionica) pero gracias al Disruptor, que puede usarse tanto defensiva como ofensivamente. ahora se pueden controlar las grandes masas de enemigos y con un buen micromanejo pueden llegar a decidir batallas completas.

Terran

Ciclón: es una unidad que puede moverse y disparar al tiempo sin necesidad de mucho esfuerzo por parte del jugador. Considero que en grupos es bastante eficiente contra unidades más lentas, y en solitario es una verdadera molestia, aunque su efectividad aún debe ser probada por los jugadores profesionales.

Liberador: es una unidad aérea que nos recuerda un poco a la valkiria de Brood Wars. Resulta muy útil, en especial cuando se trata de lidiar con unidades aéreas en grandes cantidades, tales como los Mutaliscos y los Rayos de vacío. En su modo de torreta, se convierte en una terrible arma tanto para mantener una posición defensiva como para atacar la línea de recursos del enemigo

Zerg

Asolador: es quizás una de las adiciones más interesantes, una opción ofensiva que se desarrolla en la mitad juego y puede ser devastadora para un buen “timing push”.

Acechador: la unidad predilecta de asedio de los jugadores Zerg veteranos de Brood War ha regresado. La verdad no hay mucho que decir, más que veremos esta unidad usarse de forma tanto ofensiva como defensiva en el juego avanzado.

Otros elementos

El modo arconte es sin duda la adición más importante al juego y que intenta atacar uno de los problemas más comunes del mismo, la curva de aprendizaje, que si bien no es imposible de escalar, si mantiene afuera a una gran mayoría del público quienes terminan la historia y simplemente dejan el título por el gran reto que representa jugar en modo multiplayer competitivo. Este modo permite a dos jugadores compartir el control de un mismo ejército, para así asistir a nuestros amigos en las complicadas tareas de coordinación entre micro y macromanejo, aumentando al mismo nuestras acciones por minuto (APM) para dar una sensación mucho más relajada a cada partida.

Todo esto me permite afirmar que Legacy of the Void viene con cambios muy importantes en tres frentes: primero, las unidades que llenan vacíos técnicos y balancean muy bien el juego en cada una de sus etapas; segundo, el ritmo del juego, ya que ahora mismo la acción no tarda mucho en aparecer impulsando estrategias a mediano y largo plazo, y aumentando el riesgo de las de corto plazo; y tercero, la facilidad de acceso, pues los jugadores novatos o incluso aquellos veteranos que encuentren dificultades con el modo competitivo podrán tener a un compañero colaborando en la acción y ayudando con sus puntos débiles.

Starcraft II: Legacy Of The Void es un digno final a esta saga y la mejor versión del juego en su aspecto multijugador, que no dejará decepcionados a los veteranos y recibirá a los nuevos jugadores de forma más amable. Quizas la unica queja que tengo del juego es que en términos de historia su final fue un poco apresurado.

Reseña hecha con una copia de SCII: Legacy of the Void brindada por el equipo de Blizzard

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