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Rain World – La reseña

Acompañamos a una adorable criatura en su intento de sobrevivir a la cadena alimenticia, en un mundo donde todo está en su contra. ¿Lo logrará?

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El mundo ha cambiado.

Las ciudades que solían vibrar de actividad y ruido ahora son ruinas. Los seres humanos ya no las habitan. Eso no significa que ya no haya vida en ellas. Un nuevo ecosistema ha surgido del apocalipsis. Nuevas especies de aves, lagartos, insectos y mezclas de ellos recorren los edificios vacíos, las alcantarillas y las fábricas de las olvidadas metrópolis. Y justo en la mitad de esta nueva cadena alimenticia se encuentra el “gatobabosa” o “Slugcat”.

Acompáñennos en esta expedición en la que seguiremos la lucha por la supervivencia del gatobabosa en Rain World, el mundo de la lluvia.

El destino de este pequeño minino invertebrado no luce favorable. Se ha separado de su familia y ahora se encuentra en tierra extraña. Afortunadamente ha encontrado un ser insectoide que lo guía un poco. Le enseña que puede alimentarse de frutos azules y de los murciélagos que debe cazar con sigilo y rapidez. Pero eso es todo. La pobre criatura se ha quedado sola en la afueras de lo que en el pasado fue el hábitat de los humanos.

Ahora está recorriendo la ciudad en busca de más alimento y, tal vez, de su extraviada familia. ¡De repente aparecen los lagartos! Estos seres están por encima del gatobabosa en la cadena alimenticia y no dudarán en perseguirlo para darle un bocado. El pequeño corre, sube por las paredes, se esconde en los rincones, sube los postes y se pone a salvo. Su movimiento parece lleno de gracia y agilidad, pero fue solo suerte. Su cuerpo invertebrado es pesado y a pesar de lo “maleable” que parece, no puede controlar sus propios movimientos con facilidad.

No será extraño ver en un futuro cercano cómo se atora al entrar a un túnel o cómo se resbala de una cornisa de la que pensaba saltar y se convertirá en presa fácil de sus muchos depredadores. Así es. En esta tierra extraña toda clase de criaturas le ven como alimento, no solo los lagartos, que en este momento parecen haberse enfrascado en una pelea entre ellos mismos, mientras otro se ha atorado con su propio muerto. Los seres de este lugar realmente se mueven de un modo extraño. Hermoso, pero impráctico.

Mientras nuestro pequeño gato huye tomémonos un momento para apreciar este ambiente tan post-industrial y apocalíptico por el que viaja. El tiempo ha convertido estos escenarios mundanos en un curioso trabajo de arte con una belleza tan melancólica como opresiva. Aunque nos podemos ensimismar apreciando sus más interesantes detalles, no podemos olvidar lo peligroso que se ha vuelto este mundo, aunque muchos puedan considerar que sus vistas sean suficientemente impresionantes para que aventurarse allí valga la pena.

De repente todos los sonidos se interrumpen. El ominoso silencio da paso al ruido de las gotas de agua volviéndose más fuerte y rápido a cada segundo. Las criaturas huyen despavoridas. En este mundo la lluvia no es inofensiva y cae contra la superficie con tal violencia que cualquier ser vivo es inmediatamente destrozado por ella, los túneles subterráneos se inundan y la tierra se sacude. La única escapatoria para el gatobabosa es llegar a un refugio e hibernar hasta que las precipitaciones terminen… pero solo puede hacerlo si se ha alimentado lo suficiente. Si no, está condenado.

Las lluvias se repetirán constantemente. Este animal tiene entre 15 y 20 minutos para recorrer la laberíntica región, alimentarse lo suficiente, evadir los depredadores y encontrar un nuevo refugio o regresar a uno conocido, o morirá sin remedio.

El agua deja de caer y la lucha por la supervivencia continua. ¡Ah! Esta vez es afortunado y ha encontrado el paso a una nueva región… pero las caprichosas reglas que rigen el universo solo le permitirán continuar la búsqueda de su familia si ha hibernado suficientes veces.

Esto no es tarea fácil para nuestro invertebrado amigo. Sus depredadores no rondan siempre las mismas áreas, pueden bloquear su camino hacia el alimento o el refugio y aparecer de repente, como en este momento, cuando al cruzar un túnel se encuentra frente a frente con un lagarto. El pequeño trata de huir pero sus movimientos son torpes, le arroja una lanza a la cabeza pero la serpentina criatura se recupera con facilidad y se arroja sobre él, llevándoselo entre sus fauces.

Sin nuestro protagonista en escena podemos ver que este mundo no se detiene sólo porque él no esté. Los depredadores siguen cazando, incluso peleando entre ellos por presas y territorio. Los murciélagos siguen moviéndose entre áreas, los buitres se llevan a los lagartos en sus garras para devorarlos después. Una criatura se acerca mucho al agua y cae de inmediato en la boca de un monstruo colosal. Este es un ecosistema vivo que no se detiene en ningún momento y resulta enormemente entretenido ver la cadena alimenticia en funcionamiento aun cuando ignora al pequeño minino blanco.

El gatobabosa está de nuevo en el refugio. El universo le ha dado una nueva oportunidad. Pero el camino que había recorrido ha quedado olvidado. No encontrará alimento en las mismas áreas en que lo había encontrado antes, sus cazadores le buscan en nuevos lugares y lo que es peor, tendrá que hibernar otra vez para recuperarse, ¡y si vuelve a morir tendrá que hibernar aún más veces! Tal es la ley de la supervivencia. Abandonar esta región de repente parece una tarea imposible.

Pero nuestro amigo ha decidido persistir. Con cautela se alimenta de nuevo, evade peligros, hiberna varias veces antes de que llegue la lluvia y huye de la región… donde le esperan nuevos peligros y sorpresas. El gatobabosa no pertenece aquí. Ya no tiene a nadie que le guíe ni le enseñe. Al encontrarse con una nueva criatura no sabe a ciencia cierta si le busca para alimentarse o si él mismo puede devorarla, el suelo está cubierto por nuevos objetos y no sabe qué hacer con ellos, devora unas plantas raras que tienen efectos extraños sobre su cuerpo. Cada nuevo descubrimiento es emocionante, la criatura se vuelve astuta y aprende a usar el mundo a su favor. Ahora se acerca a un extraño objeto esférico. Parece una perla. ¿Para qué sirve? ¿Cómo puede usarla para sobrevivir? De repente una extraña criatura voladora baja de los cielos y se lo lleva entre sus garras.

En el refugio vemos que el gatobabosa se siente frustrado. Todo su progreso se ha perdido. Descubrir nuevos alimentos, encontrarse con criaturas que no había visto antes y abrirse paso a nuevas regiones es grandioso pero… ¿Cómo disfrutarlo? La amenaza de los depredadores, de la lluvia y su propia dificultad para moverse pueden hacer que en cualquier instante todo se pierda de nuevo. ¿De qué vale la alegría de salvarse por los pelos de la emboscada de un ser invisible si pocos segundos después morirá por circunstancias que no puede evitar?

Es hora de irnos. Dejamos de observar a esta fascinante criatura y le deseamos suerte. Tal vez algún día, tras intentarlo cientos o miles de veces, logre llegar al otro lado de este bello infierno y reencontrarse con los suyos. Pero por lo visto, ese día no será hoy.

Rain World no es simplemente un juego difícil. Es un juego frustrante y repetitivo. Su dirección de arte es impresionante, su protagonista es adorable y la animación por procedimiento de sus personajes es digna de ver. Pero todo esto pierde encanto cuando su desarrollo, que es una mezcla de elementos aleatorios, controles inadecuados y decisiones de diseño no muy bien pensadas como la hibernación, hacen que jugarlo pueda resultar mas pesado que divertido. Es una lástima, ya que descubrir nuevos items, criaturas y escenarios es muy emocionante. Solo recomendado para masoquistas y personas con la paciencia de un santo.

Reseña hecha con una copia digital de Rain World para PlayStation 4 brindada por Videocult.

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