Grow Up: La reseña

Es hora de crecer y Grow Up lo demuestra, ya que es más que una secuela del mágico Grow Home, Grow Up es una demostración, de esas que en los últimos años hemos visto donde se demuestra a los jugadores que no se necesitan los gráficos de última generación o más realistas para que un videojuego funcione.

Grow Up es un juego que se hace su propio espacio entre la cantidad de opciones que encontramos hoy en dia. La aventura empieza con una curiosa partida de “triqui” entre B.U.D y M.O.M, el primero un simpático robot y el segundo, como es de esperar, su nave nodriza, que es más como una madre. Tras un repentino accidente en una tormeta de meteoritos, estos quedan destruidos y es aquí donde empieza la aventura.

Ahora B.U.D está solitario en el planeta y es aquí donde cobra sentido el nombre del juego. Es hora de que nuestro robot crezca, y trate de solucionar los problemas por su cuenta, esto es simplemente, encontrar la forma de volver a casa, y claro salvar a M.O.M., su nave. Ya en gameplay como tal, la mecánica general del juego consiste en recuperar todas las piezas y reparar la nave. Estas partes están esparcidas por todo el planeta y esto incluye también los cielos, no hablamos de la atmosfera sino de las plataformas de tierra que sobrevuelan el mundo, toda una prueba para B.U.D. y su miedo a las alturas.

Con esto, es curioso ver que el equipo desarrollador no se esfuerza por meterle mucho complique al argumento o crear una entramada trama, tampoco hay mucho quest para elegir, pero todo esto, es más un alago que una crítica, ya que todas estas decisiones, le dan originalidad al juego.

Uno de los aspectos más destacados del juego es su estilo gráfico, su aspecto poligonal y colorido le queda muy bien y ayuda bastante con el tono infantil que los desarrolladores intentan imprimirle, tal cual como en la primera entrega.

El planeta de Grow Up es básicamente un inmenso campo de juego, rodeado de grandes islas flotantes y que sólo crece al tiempo que B.U.D. va madurando y se va haciendo más fuerte durante la partida. Los diseñadores del juego tampoco quisieron inventar “enemigos” para este, por eso, el personaje más amenazante que nos encontraremos, será R.O.B., otro androide que en realidad nos ayudará en nuestro objetivo.

El hecho de no encontrar enemigos reales, tampoco hace que en el juego no se pueda morir o “perder”, debido a las grandes alturas que hay, si no tienes cuidadado en moverte, no frenas a tiempo o no calculas bien las caídas, eventualmente terminarás destruido.

Al no tener una amenaza, viéndolo en retrospectiva, aporta a la atmósfera pacífica, tranquila y alegre que quieren presentar los desarrolladores y a los jugadores les permite tomárselo con calma, como un juego de esos que sirven para sentarte un rato y relajarte mientras exploras y superar una que otra plataforma que aparece porque hasta la forma adorable que tiene el buen B.U.D. de moverse le hace parecer como un bebé que está aprendiendo a caminar –seguimos con las analogía–

Claro, Grow Up no es un juego perfecto y en algunas ocasiones puede volverse algo repetitivo y monótono. A lo largo de la partida escalar planetas y montañas y paredes todo el rato se puede hacer tedioso, incluso con el jetpack al que tendremos acceso y el mapa del juego por algún motivo, resulta difícil de navegar en algunos momentos. También hay algunos problemas con la cámara y ciertos planos hacen muy complicado cosas como cristales.

Este juego sigue los pasos del concepto original de Grow Home y al igual que el primero, antes de probarlo hay que tener claro que este no es un juego para todo el mundo y debes acostumbrarte a su tono para disfrutarlo más. El juego no es largo, largo, serio ni tampoco goza de acción, pero sabe ofrecer una experiencia curiosa capaz de activar diversas emociones, solamente, si te dejas atrapar.

Grow Up tal ves no es un juego para todo el público, su originalidad radica en su simpleza y estilo gráfico. Si le das una oportunidad y lo consigues, tendrás acceso a una caja de juego que seguramente te sacará del estres luego de una difícil partida de Call of Duty o FIFA.