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Code Vein: ¿qué ha cambiado después de un año extra de desarrollo?

¿Que modificaciones hizo Bandai Namco durante los últimos meses? Tras jugar la beta de Code Vein, tenemos las respuestas.

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El año pasado, cuando fui con GamerFocus a E3 2018, uno de los muchos videojuegos que tuve la oportunidad de probar fue Code Vein. Desarrollado por el mismo equipo detrás de la franquicia God Eater, este RPG de acción fue vendido —sobre todo por los medios, en los cuales nos incluimos— como un «imitador» más de Dark Souls. ¿Cómo no hacerlo? A primera vista, varios aspectos de la saga de FromSoftware se veían reflejados en este nuevo juego.

No obstante, bastaron unos 15 minutos con el juego para descubrir la verdad. Si bien era innegable que Dark Souls fue una gran influencia en su desarrollo, era un título que hacía mucho más que cabalgar sobre el legado de la saga de FromSoftware. La adición de compañeros con aptitudes únicas y que realmente ayudaban durante los combates, además de la adición de habilidades activas y pasivas, hacían que Code Vein se sintiera fresco.

Al mismo tiempo, la presentación del juego parecía correcta y los controles eran responsivos. Todo parecía indicar que habría que esperar unos pocos meses para disfrutar de Code Vein.

Por supuesto, como muchos otros jugadores, me sorprendió el anuncio de que el RPG de acción sería aplazado hasta 2019. Si bien una parte de mí entendía y apoyaba la decisión de dedicar más tiempo al desarrollo del título, otra simplemente no entendía por qué aprobarían retrasarlo después de todo lo que se invirtió en publicidad y el momentum que ganó en redes sociales. A pesar de mis dudas, me dispuse a esperar con optimismo.

No mentiré: la ausencia de noticias me llevó a pensar que Code Vein había sido cancelado.

Sin embargo, hace unas pocas semanas se dio a conocer que Bandai Namco Entertainment organizaría una beta cerrada del juego. Esta se llevó a cabo el pasado fin de semana y afortunadamente fui uno de los escogidos para participar.

La beta cerrada de Code Vein permitía jugar la introducción del juego, explorar la base y probar suerte en una actividad de alto nivel: Las Profundidades. Ahora, tras tener un contacto mucho más prolongado con el juego después de un año extra de desarrollo, cabe hacerse una pregunta: ¿qué ha cambiado con respecto a lo que jugué en E3 2018? No mucho.

La mayoría de puntos de mis primeras impresiones de la demo presentada en E3 2019 se mantienen. El mapeado de botones sigue siendo el mismo y la sinergia entre compañeros —incentivada por el uso de habilidades activas y pasivas— siguen siendo el principal diferenciador frente a Dark Souls y otros títulos del género. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya encontrado cosas nuevas durante mi experiencia en la beta cerrada.

Primero que nada, incluso si no es una novedad, tuve la oportunidad de crear mi propio personaje. Aunque no tan amplias como las de anteriores juegos de FromSoftware y otros RPG, las opciones de personalización siguen siendo considerables.

Tras crear mi avatar, fue introducido formalmente a los Códigos de Sangre y sus funciones. Básicamente, estos actúan como clases que pueden cambiarse en cualquier momento. Dependiendo del Código de Sangre, el protagonista tendrá acceso a Regalos, habilidades únicas de cada clase. No solo eso, sino que las estadísticas generales cambiarán. Esto lleva a que ciertos Códigos de Sangre solo puedan manejar armas específicas.

Aunque la utilización de los Regalos permanece igual que en la demo de E3 2018, esta vez comprendí la dinámica detrás de este sistema. El uso de Regalos requiere la inversión de Icor, el cual puede recargarse al realizar ataques físicos, contraataques y emboscadas por la espalda. Más importante, estas últimas dos acciones permiten aumentar el máximo de Icor.

Todo lo anterior incentiva un estilo de juego ofensivo, el cual recompensa al jugador con la posibilidad de utilizar constantemente sus habilidades más mortales y eficaces. Eso sí, nunca ha olvidarse que los enemigos golpean fuerte y los Regalos tienen tiempos de recarga.

A lo largo de mi aventura, pude mejorar a mi personaje con Bruma: el equivalente a las almas de Dark Souls. Esta «moneda» no solo podía utilizarse para subir el nivel del avatar y comprar objetos en la base, sino que también podía emplearse para obtener y mejorar Regalos. No obstante, esto último también requería la inversión de materiales. Estos podrán conseguirse a lo largo de los escenarios y tras derrotar a ciertos enemigos.

Una vez superada la introducción, tuve la opción de acceder a Las Profundidades. Para acceder a esta actividad era necesario un mapa del área, lo que lleva a pensar que habrá múltiples escenarios. Por fortuna, el de la beta fue provisto por uno de los NPC.

La misión en Las Profundidades consistía en recolectar tres llaves, repartidas a lo largo de un amplio mapa y protegidas por tres jefes. Al obtenerlas, la puerta hacia el jefe final de la beta se abría. Sin embargo, esta misión podía probar ser un tanto complicada dado el alto nivel de los enemigos. Por fortuna, era posible enviar señales de auxilio a otros jugadores para que se unieran a mi partida y así hacer frente a los enemigos más difíciles de la beta.

Por último, pero no más importante, la beta cerrada de Code Vein me introdujo a los trueques con NPC. Algunas veces se conseguirán objetos que no pueden utilizarse para mejorar Regalos y equipamiento. Estos podrán ser intercambiados con los compañeros de la base para desbloquear objetos estéticos y demás recompensas de utilidad.

A pesar de que no hay muchas diferencias con respecto al juego presentado hace un año, Code Vein se mantiene como un entretenido juego de acción que brilla por luz propia. Seas o no un fanático de Dark Souls, recomiendo estar pendiente de este curioso título.

Code Vein estará disponible para PlayStation 4, Xbox One y Steam.

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