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Bombshell – La reseña

Bombshell muestra varias cosas que pueden salir mal en un videojuego, con lo cual 3D Realms e Interceptor dejan pasar una gran oportunidad de redención.

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Hay productos sobre los cuales cae el peso del karma, la mala energía o las coincidencias negativas que llegan incluso al nivel de la ley. No importa si tratan de mostrarse divertidos, de vieja escuela, nostálgicos o con sistemas complejos; cuando las cosas no funcionan no hay nada que hacer. Bombshell nos muestra una buena cantidad de cosas que pueden salir mal en un videojuego, con lo cual 3D Realms e Interceptor dejan pasar una gran oportunidad de redención.

Primero debemos recordar el origen del proyecto que iba a llamarse Duke Nukem: Mass Destruction, tratando de recuperar el buen «nombre» del personaje en un género diferente: el RPG de acción con perspectiva isométrica; sin embargo no salió a flote debido a un problema legal entre Gearbox, Interceptor y 3D Realms originado por los derechos de uso de la marca. Por lo tanto, debieron cambiar el nombre del juego y a su protagonista. Incluso tuvieron que rediseñar una gran cantidad de cosas luego de la primera presentación oficial de Bombshell, basada en un personaje que iba a aparecer en Duke Nukem Forever.

La heroína del juego trabaja en un grupo de contratistas militares luego de un suceso en el Ejército que la deja sin un brazo y como única sobreviviente de su equipo. Ahora tiene un brazo robótico que puede cambiar de forma de acuerdo a las armas que necesita, algo que debe usar para tratar de rescatar a la presidenta de Estados Unidos Aurora Skye y evitar una invasión alienígena comandada por un científico loco llamado Jadus Heskel (quién ya es más máquina que persona).

Cuando empecé a probar Bombshell sabía que los guionistas querían hacerla alocada, o al menos con algún toque de sarcasmo patriótico digno de sus orígenes como Duke Nukem. Pero no termina de cuajar: tratan de forzar giros argumentales o risas, usan bromas pésimas en los diálogos, y aunque hay una línea argumental trazada por la posible invasión Kyrr nunca se siente que nuestra heroína deba enfrentarse a algo «serio»; de hecho no hay una motivación clara en el largo plazo más allá de la clásica venganza (Heskel es el culpable del ataque que dejó a Shelly sin su brazo, algo que explican al inicio del juego)

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A esto tampoco le ayudan las actuaciones de voz. Si bien el trabajo de Valerie Arem como Shelly «Bombshell» Harrison y de John St. John (el propio Duke Nukem) como Heskel son respetables, los demás personajes hablan como si tuvieran una cartilla y recitaran sin ninguna emoción sus diálogos. ¡¿Cómo es posible que un soldado herido hable como si estuviera tomando un café en el restaurante?! Por otro lado el diseño de los personajes no siempre tiene el mejor resultado aún cuando se les abona la intención (pro-tip: la presidenta debe usar un parche en el ojo con la bandera de Estados Unidos).

En cuanto al gameplay las cosas mejoran, pero levemente. Como dijimos antes, Bombshell es un juego de acción donde controlamos al personaje caminando y disparando en todas direcciones con un esquema relativamente sencillo de usar (imagina a tu cazador de Diablo III con un brazo robótico). Las armas reúnen un conjunto destacado que va de los rayos de energía al lanzallamas, con grados de efectividad diferentes de acuerdo al enemigo. Además tenemos un grupo de cuatro poderes especiales que desbloqueamos a medida que subimos de nivel y que podemos mejorar al igual que nuestro escudo y salud.

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El problema está en la aplicación de todo esto. Atravesar el mundo de Bombshell se resume en: llegar a un área, limpiar de enemigos, recoger el «dinero» que dejan, repetir hasta llegar a un objetivo del escenario. Esto hace tedioso el transcurso de la historia y de nuestro paso por los tres episodios centrales. Aunque van llegando enemigos diferentes, el cambio de dificultad en la campaña se reduce a hacerlos más grandes y con más resistencia a los disparos, limitando las posibilidades estratégicas y la variedad -con excepción de los jefes que son relativamente buenos-. Y hay que decirlo: la habilidad del Bubbleshield (un escudo de energía que rodea a Shelly temporalmente) está desequilibrada, con ella se pueden superar zonas repletas de enemigos sin hacer un solo disparo.

Además el sistema de «loot» o recompensas parece innecesario: el dinero que recogemos apenas sirve para comprar munición y equipo, pero muchas veces tenemos suficiente de ambos en el mapa. No se reparten objetos especiales para dotar a Bombshell de un verdadero cambio, las mejoras se limitan a subir puntos de ataque y no a darle variedad a las habilidades, y la exploración del mapa se hace obligatoria debido a los objetivos, algo contrario a lo que propone un buen ARPG: motivar al jugador para que busque nuevos tesoros y misiones. Ni siquiera la oferta de un modo New Game + hará mucho para convencerte de volver a superar la campaña.

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Curiosamente, una de las mejores cosas que tiene Bombshell es el diseño de entornos. Para el prólogo y cada uno de los episodios centrales tenemos temáticas diversas y de alto contraste (por ejemplo, en un momento dado pasamos de un planeta en llamas a uno totalmente congelado). Las superficies de cada lugar y las estructuras construidas en los mismos son muy bonitas y solventan bien el potencial gráfico de Unreal Engine. Esto combinado con una banda sonora repleta de sonidos rockeros y electrónicos ayudan a que los ojos y oídos no se sientan tan castigados.

Lastimosamente la aventura de Shelly no se salva de esos monstruos irritantes que últimamente pululan en algunos lanzamientos: los bugs. Estos pasan de lo divertido a lo irritante en un santiamén: enemigos que no mueren a pesar de no contar con más puntos en su barra de salud, extrañas teletransportaciones de cuerpos, monstruos que no atacan sin importar si les disparas todo un cargador, problemas para mover a Bombshell entre plataformas (a veces se congela al subir a algunas), escenas cinemáticas mal optimizadas, etc. Los años de cambios constantes en el desarrollo le pasaron factura al producto final, aún con el parche de día uno.

Shelly «Bombshell» Harrison sobrevivió a un mal suceso que al final le otorgó ventajas y la volvió más poderosa. Pero el juego «Bombshell» pasó por muchas cosas en su producción y no logró recuperarse, convirtiéndose en una decepción más relacionada con Duke Nukem. Es una pena, porque las bases están allí, en algún lugar de esta mezcla que pudo ser más deliciosa con otra preparación.

Reseña realizada con una copia de Bombshell para PC suministrada por 3D Realms.

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