Assassin’s Creed 4: Black Flag – La reseña

A veces nunca tienes lo que quieres,  pero si tienes suerte,  un pequeño encuentro, uno  solo, cambiará tu destino como jamas lo imaginaste.

Con Black Flag, la gente de Ubisoft nos trae una nueva entrega de Assasin’s creed, su franquicia estrella.  Ahora la historia está  en el caribe en el siglo XVIII,  en lo que fuera llamada la edad dorada de los piratas. Esta vez interpretamos a Edward Kenway, el abuelo de Connor, protagonista de la tercera entrega,  que marca una nueva dirección en la franquicia  y un paso adelante en lo que parecía una desgastada fórmula.

Edward Kenway es un joven que abandona su natal Gales hacia las indias orientales en busca de fama y fortuna. No se va solo, le acompaña una promesa ante su joven esposa de volver siendo todo un corsario u oficial naval.

Las cosas pocas veces suceden como se quieren y esto es algo que pronto entendería Edward quien se ve forzado a convertirse en un pirata sin un rumbo más claro que el alcohol y la depravación típica de los de su clase.

Black Flag mantiene los elementos tradicionales que han hecho a la franquicia sobresalir. El sigilo, los asesinatos silenciosos, el manejo de armas y el parkour al que estamos acostumbrados se mantiene presente.

Al igual que el protagonista, nuestro movimiento no es nada estilizado, es decir, no es el Ezio Auditore que tenía movimientos perfectamente sincronizados casi artísticos ni es el Connor Kenway que tenía movimientos salvajes y contundentes. Edward es un tipo talentoso que sin mucho entrenamiento ha sido capaz de realizar muchas cosas al más puro estilo pirata, osea, a las patadas, siendo muy ordinario.

Edward tiene a su disposición un arsenal un poco diferente al de los anteriores juegos y sus principales armas de combate además de sus hidden blades son su par de espadas piratas y, claro, sus pistolas, es decir, sus hasta cuatro pistolas.

Este cambio se siente inmediatamente en el juego donde el combate no resulta ser tan preciso y donde muchas veces preferiremos dispararle en la cara a nuestros enemigos ya que nuestas hidden blades no son lo suficientemente efectivas en combate abierto y la combinación de dos espadas junto a las armas de fuego resulta ser más letal.

No estoy seguro si fue a propósito o es un error en el diseño del gameplay,  pero la imprecisión en los ataques,  el uso de las espadas y sobre todo, la poca efectividad de la hidden blade  hacen que muchas veces se vuelva difícil afrontar ciertos momentos del juego donde hay poco espacio para moverse y donde el sigilo no es una opción, por ejemplo, cuando se abordan barcos donde te tocará acabar con la tripulación enemiga en su propio navio.  Junto a esto, a veces es muy difícil señalar y apuntar al enemigo que queremos atacar obligándonos muchas veces a realizar acciones que no quisiésemos hacer. Esto se hace especialmente notorio en los modos multijugador

Desde Assassin’s Creed 2 no veía un protagonista tan vivo y con tantos matices.  Edward es un personaje que crece con el juego y que logra confundir al jugador ya que siempre le pone a especular sobre sus verdaderas intenciones y el porqué de su manera de actuar.

A medida que la historia se desarrolla Edward Kenway tiene un interesante crecimiento personal donde en las últimas etapas nos dejará incluso alguna lección de vida. A diferencia de Connor, protagonista de AC3, este se crea su propio camino y tiene su propia causa, el hecho de ser un pirata lo hace diferenciarse por completo al concepto de asesino que se nos planteó en los anteriores juegos. De hecho me sorprendió gratamente como se ha arriesgado Ubisoft con este personaje al diferenciarlo tanto de la esencia tradicional del protagonista del juego.

Los barcos introducidos en AC3, ahora además de ser nuestro principal medio de transporte, son parte integral del diseño del juego. En ellos nos desplazaremos por el inmenso mapa, tendremos batallas navales, desarrollaremos muchas misiones y hablaremos con nuestra tripulación. A lo largo de lo que dura este título tendremos la oportunidad de mejorar nuestro navío no solo en resistencia, sino también en armamento o capacidades lo que es completamente necesario para aumentar nuestras posibilidades de supervivencia.

El atacar barcos enemigos para posteriormente abordarlos es probablemente una de las acciones que más repetiremos en el juego ya que en gran medida nuestra economía dependerá de esto. Luego de abordar con éxito un navío enemigo,  podremos robar su carga que nos servirá para construir mejoras a nuestro barco, repararlo y adquirir dinero. Esta labor no es tan sencilla como se lee y nuestras posibilidades de éxito estarán sujetas a que tan bien equipado esté nuestro barco y cual sea el navío enemigo que ataquemos.

Eso sí, no esperes que los otros barcos sigan campantes luego de verte “piratear” a otros buques.  Generalmente los demás barcos se volverán hostiles al verte y probablemente te atacarán si estás a su rango de vista durante cierto tiempo.

Si bien a mi personalmente me encantó esta parte del juego, creo que a muchos de ustedes les llegará a desesperar por que en varias ocasiones es completamente indispensable usar el barco, sucede algo que yo llamaría “efecto Wind Waker” donde al igual que el clásico juego de Zelda, para llegar a muchos lugares del mapa, desbloquear opciones o conocer nuevas ubicaciones tendremos que navegar demasiado  y someternos a todo lo que nos entrega el mar.

El clima es totalmente inestable, se puede estar en el día más soleado cuando la visibilidad se reduce casi por completo por la espesa neblina o  peor aún se puede desatar una tormenta que con sus feroces olas  y vientos huracanados amenazarán con destruir nuestro barco si no estamos lo suficientemente pendientes y preparados para afrontarlos.

El realizar búsquedas de tesoros es una de las partes más gratificantes de Black Flag. Desde encontrar un mapa en un lugar completamente aleatorio hasta empezar su búsqueda y encontrarlo tal como no lo indica el juego es esa especie de minijuego que me distrajo durante muchos momentos y me puso a recorrer muchas islas pensando el lugar exacto donde estaría el tesoro. Claro no es muy difícil y tampoco nos volverá ricos convertirnos en unos expertos para encontrar tesoros pero siempre será muy divertido, lo aseguro.

Probablemente una de las novedades más interesantes fue el contenido social. Si descubres ciertos elementos en el mapa, tus amigos que también estén jugando Black Flag se enterarán y podrán ir en busca de este botín.  Por otro lado,  tus amigos te podrán ayudar a reducir los tiempos de espera cuando envías tus barcos de la flota a hacer misiones a lugares lejanos.

Debemos recordar que Black Flag es solo un recuerdo de un personaje del presente, y en cuanto a esta sección, esta vez  somos un personaje totalmente diferente y abordaremos la historia desde la visión de Abstergo. La cámara de control del personaje se maneja en primera persona y nunca seremos capaces de ver nuestra propia cara o de identificar quien realmente somos. De hecho bajo esta misma premisa, AC: Black Flag nos muestra que esta parte de la historia es completamente secundaria y para los que no les interesa saber que sucede aquí pueden evitarla casi por completo y solo limitarse a  hacer lo que es obligatorio.

Si estás interesado en conocer más a fondo a “Abstergo Entertainment” puedes explorar las oficinas de la compañía y hacer alguna  que otra pilatuna, como hackear computadoras o espiar a los jefes en sus conversaciones privadas. Probablemente te encuentres  con personajes que ya conocías y le des sentido a alguna de esas teorías que tenías sobre la historia de los templarios.

Cuando te canses de jugar la campaña puedes moverte al modo multijugador, me  gustó bastante como se ha tratado que el juego en sí desde adentro sea considerado como  un juego, es decir, el juego te indica que es un juego y la compañía que lo desarrolla es Abstergo Entertainment junto a ¿Ubisoft?

Como es costumbre en el multijugador de AC, tenemos los clásicos modos de persecución, asesinato  que ya hemos visto en las anteriores entregas. Se han retocado las mecánicas tradicionales del juego y se ha introducido una especie de campaña cooperativa donde los jugadores deberán asesinar blancos comunes en equipo para obtener mayor puntuación mientras trabajan en juntos. Entre las otras mejoras, sobresale el creador de misiones donde tú como jugador puedes poner a tus compañeros a que realicen acciones específicas, no es tan increíble como parece pero si es un apartado divertido que puede ser explorado.