Así fue el 2018 en la industria de los videojuegos

Soplan vientos de cambio en la industria de los videojuegos.

2018 fue definitivamente un año de transición. La forma en que han funcionado los estudios de desarrollo, hablamos de los videojuegos y los consumimos ha cambiado poco a poco. Es claro que muchas cosas que dábamos por sentado han cambiado o van a cambiar muy pronto. Todos, desde creadores hasta jugadores, vamos a tener que acostumbrarnos.

Estos fueron algunos de los eventos que marcaron este año que termina para los videojuegos y que demuestran que un futuro incierto, pero emocionante se aproxima para este medio artístico y de entretenimiento que tanto amamos.

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El fenómeno Fortnite

En 2017, Epic Games lanzó en acceso anticipado un título multijugador llamado Fortnite. En este, los jugadores debían construir una fortaleza para protegerse de los ataques de monstruos similares a zombis. El juego pasó sin pena ni gloria. Mientras muchos lo ignoraban, PlayerUnknown’s Battlegrounds se convirtió en un fenómeno gracias a su implementación del modo de juego conocido como Battle Royale, donde 100 personas se enfrentaban entre sí en un enorme mapa. Epic decidió adoptar este como una modalidad extra para su juego.

Fortnite Battle Royale estuvo disponible por primera vez en septiembre de 2017, pero fue a comienzos de 2018 cuando se convirtió en un fenómeno mucho mayor al de PUBG. Este éxito se debe a muchos factores: un estilo gráfico caricaturesco y poco violento, que hizo que llegara más fácilmente al público joven; la versión para celulares y tabletas, que permitió que las personas que no tuvieran consola pudieran disfrutarlo; y la eliminación de la barrera más grande de todas: su precio. Esta modalidad de juego es completamente gratuita.

Desde entonces, ha sido jugado por más de 200 millones de personas y ha generado más de mil millones de dólares en microtransacciones. Es una fuerza cultural que tiene a todo el mundo hablando de él, adoptando su lenguaje e imitando los pasos de baile que practican sus personajes. Su influencia en otros videojuegos es incalculable.

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La situación laboral en los estudios

Siempre ha sido un secreto a voces: trabajar en la industria no es nada estable. Los trabajadores están en constante amenaza de ser despedidos en masa aunque sus juegos sean un éxito, pueden ser forzados a trabajar horas extra sin beneficio y no tienen protecciones laborales. Esto alcanzó un punto límite en 2018.

Las revelaciones sobre las exageradas horas de trabajo que requirió Red Dead Redemption 2, un reportaje sobre la desagradable cultura sexista en las oficinas de Riot Games (League of Legends) y el cierre de estudios como Telltale Games y Capcom Vancouver, que dejó a cientos de trabajadores en la calle, fueron muestra de que la situación laboral de las personas que hacen los videojuegos que amamos tiene que cambiar.

Afortunadamente, hay esperanza en el futuro. Varios estudios se han comprometido a eliminar las horas extra, las iniciativas para sindicalizarse toman cada vez más fuerza y estudios como Motion Twin, creadores de Dead Cells, han experimentado exitosamente con un modelo de trabajo sin jefes, más igualitario.

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Sony, ¿qué carajos te pasa?

Fue un año de contrastes para Sony. Aunque tuvo grandes éxitos con títulos como God of War y Marvel’s Spider-Man, ha perdido varias batallas de relaciones públicas.

Todo comenzó con su resistencia a permitir el juego cruzado de títulos como Minecraft o Rocket League con los jugadores de Xbox One y Nintendo Switch. Esto fue tan criticado que eventualmente aceptaron ‘probar’ con Fortnite para ver cómo les va, pero no han tomado una decisión definitiva al respecto.

No les fue mejor con su conferencia en el E3. Aunque presentaron juegos como The Last of Us Part II y Resident Evil 2, el formato experimental de varios escenarios les causó retrasos y muchas críticas. También anunciaron que no van a hacer una presentación en el E3 de 2019 y cancelaron el PlayStation Experience de este año. 

Tampoco podemos ignorar el desastroso lanzamiento del PlayStation Classic. Sony trató de aprovechar el éxito de consolas como el NES Mini y el SNES Mini con un producto que no estaba a la altura de las expectativas. Su colección de juegos no tenía algunos de los más icónicos juegos de la consola y a nivel técnico fue una decepción. Por si fuera poco, rebajó su precio de 100 dólares a 60 tan solo unas semanas después de su lanzamiento, enojando a los compradores que la adquirieron los primeros días.