Game of Thrones: el pueblo de los despreciados

Hay un hueco enorme en la historia de Game of Thrones, un hueco que abarca casi todo su mundo. A lo largo de cinco libros y siete temporadas de televisión, hemos seguido las aventuras y desventuras de una gran variedad de personajes. Hombres y mujeres de diversas razas, trasfondos y tamaños. Pero todos tienen algo en común: pertenecen a la nobleza.

El ‘juego de tronos’ al que se refiere el nombre de la serie es la lucha por el poder sobre los Siete Reinos. Los choques de espadas, intrigas de palacio y manipulaciones secretas son un asunto de los ricos, poderosos y el ejército. Eso deja por fuera de vista a la gran mayoría de habitantes de estas tierras: la gente común. Los plebeyos, campesinos, comerciantes y trabajadores de las clases bajas son irrelevantes en la narrativa creada por George R.R. Martin.

Aunque el poder por el que están luchando la gran mayoría de personajes es literalmente la capacidad de reinar sobre esa clase de personas, en la serie y los libros rara vez conocemos el punto de vista de la ‘baja cuna’. Algunos de estos personajes llegaron a ser considerados ‘terciarios’, pero solo debido a su relación con las personas de la nobleza. Algunos ejemplos de esto son Missandei, consejera de Daenerys, y los sirvientes en los diferentes castillos del reino.

Aparte de ellos, los plebeyos solo aparecen en la narración para adorar a los protagonistas o mencionar las cosas horribles que sufren a causa de las acciones de la nobleza. Violaciones, torturas, robos y asesinatos que quedan impunes son ejemplos de ello. Los caballeros suelen narrar, entre risas, historias sobre cómo acabaron con la vida de una familia y se quedaron con sus tierras. Es claro que no consideran a sus súbditos como seres dignos de respeto.

Incluso los personajes ‘buenos’ están tan convencidos de su privilegio que se consideran muy por encima de ‘la chusma’. Daenerys creía que, cuando regresara a Westeros, se iba a encontrar con legiones de seguidores que ansiaban tener de nuevo a los Targaryen como sus amos. Año tras año, le dijeron que la gente de los Siete Reinos adoraba el escudo de su familia en secreto. Pero cuando le revelan que a la gente realmente no le importa quién se siente en el Trono de Hierro siempre y cuando puedan vivir sus días tranquilos, ella queda confundida.

Inicialmente, esto parece ser una elección consciente del autor. Parecía que deseaba mostrar a un grupo de hombres y mujeres tan privilegiados que los intereses del pueblo les eran completamente ajenos. Pero no era así. No solo nunca hizo que los personajes fueran conscientes de ello, sino que llegó a presentar a los plebeyos en una luz absolutamente negativa, buscando que los lectores y espectadores estuviéramos en contra de ellos.

A partir de este punto, este artículo contiene spoilers de la sexta y séptima temporada de Game of Thrones.

Algunos ejemplos claros son las multitudes iracundas que en ocasiones amenazan a los protagonistas. Después de despedir a Myrcella en el puerto, Sansa es perseguida por pueblerinos que pretendían violarla. Durante la marcha de la vergüenza de Cersei, los habitantes de King’s Landing son presentados como seres vulgares y grotescos que le gritan, escupen e insultan. A pesar de que Cersei es una villana, la forma en que se presenta esta escena busca que los espectadores nos pongamos de su parte en contra de ‘las masas incultas’.

A pesar de todo esto, existe un momento bastante interesante dentro de esta historia en la que se permitió a los plebeyos contar con un poder inusitado. Nos referimos a ‘los gorriones’.

La iglesia dominante en Westeros, ‘la fe de los siete’, era una institución corrupta aliada de la realeza que ayudaba a mantener ‘controlada’ a la población. Entonces surgieron los llamados ‘gorriones’, una secta dentro de la fe formada por las clases más bajas y humildes. Esta se creó como una respuesta al sufrimiento de la gente común durante las guerras por el trono en las que los ejércitos fueron más abusivos de lo usual con la gente del campo.

Liderados por el ‘gorrión supremo’, un humilde septon (sacerdote) de la fe de los siete, esta secta se infiltró en King’s Landing, donde comenzó a ganar apoyo y exponer la corrupción de los jerarcas de la iglesia. Buscando el apoyo de la fe, Cersei hace que su líder sea nombrado septon supremo, lo cual resulta ser un gran problema para la nobleza. Con el poder adquirido, los gorriones establecen una fuerza policíaca para ‘defender la fe y castigar a los pecadores’.

Bajo este nuevo régimen religioso completamente radicalizado, la fe se convierte en una fuerza intolerante dentro del reino. Los gorriones atacan y matan prostitutas, homosexuales y miembros de otras religiones. Pronto giran su cabeza hacia la nobleza y comienzan a atacar y encarcelar a sus miembros. En palabras del mismo septon supremo: “individualmente somos pobres y débiles, pero juntos podemos acabar con un imperio”.

La idea de una clase oprimida levantándose contra los poderosos es bastante romántica y atractiva, pero aquí la muestran como una fuerza agresiva, intolerante y odiosa. Probablemente se inspiraron en la revolución islámica que se desarrolló en Irán durante 1979. Allí, el pueblo expulsó el gobierno del Shah, solo para implementar un régimen aún más opresor y radical basado en ideas religiosas extremas.

Como bien saben los espectadores de la serie, las cosas no acabaron bien para esta revolución. El status quo es eventualmente restablecido y la realeza vuelve a tomar el control.

La única representación positiva que vemos de la ‘gente común’ en Game of Thrones son los ‘salvajes’ o ‘pueblo libre’, aquellos que viven más allá de El Muro. A pesar de que se presentan sin tantos prejuicios, son comunidades primitivas en comparación al resto del reino.

Definitivamente, esta historia no ha sido nada amable con los personajes que no ostentan cargos nobles ni nacieron en la ‘alta cuna’. El desprecio o ignorancia que la gran mayoría de protagonistas, incluyendo los héroes, muestran hacia ellos es uno de los temas que menos se discuten sobre Game of Thrones y requiere más análisis. Tal vez, cuando todo termine, el pueblo decida unirse finalmente contra todos esos nobles que se creen superiores. Ninguno de ellos merece realmente subir al Trono de Hierro. Lo mejor que podría pasar es que este sea destruido y la monarquía desaparezca por completo.

Eso no va a ocurrir, pero se vale soñar.