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El Depredador – Reseña

La nueva película del cazador extraterrestre es divertida, pero se esfuerza tanto en ser especial que termina fracasando.

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La primera película de Depredador era una maravilla en su simpleza. Convertir a los hombres más rudos y hábiles de la tierra en las víctimas de un ser que los caza por deporte es un concepto maravilloso y subversivo. Sus secuelas no buscaban distanciarse mucho de eso: Depredador 2 simplemente cambia la jungla virgen por la jungla de concreto y a los peligrosos soldados por peligrosos miembros de pandillas, y Depredadores nuevamente presenta a “los hombres más peligrosos de la Tierra” convertidos en presas llevadas a un coto privado de caza. La idea de la criatura como un cazador es la base de todas estas historias y funcionan perfectamente por eso.

Y esa es la razón por la que resulta incomprensible lo que hicieron con El Depredador. Ese concepto simple y perfecto queda relegado a un tercer lugar en favor de una trama innecesariamente compleja que involucra manipulación genética extraterrestre, depredadores rebeldes, conspiraciones gubernamentales, enfermedades mentales y drama familiar. Si les parece que es absurdo tratar de meter todo esto a la fuerza en una película como esta es porque de verdad es muy absurdo.

Esta es la historia de un francotirador miembro de un equipo de operaciones secretas que accidentalmente encuentra a un depredador y se apodera de varias partes de su equipo, los cuales envía a su familia para que estén a salvo mientras es atrapado e interrogado por el gobierno. Ellos por su parte capturan al alienígena y consiguen una experta en biología evolutiva para que lo estudie, pero como siempre sucede, este ser no dura mucho tiempo en cautiverio y hará todo por recuperar su equipo, pues está siendo perseguido por algo mucho peor.

Esto lleva al protagonista, el típico chico rubio militar, a unirse a un grupo de veteranos con síndrome de estrés post-traumático para salvar a su hijo autista de la persecución de los monstruos. Este personaje, interpretado por Boyd Holbrook, es aburrido y genérico, pero afortunadamente no se puede decir lo mismo de sus acompañantes. Los demás soldados son un grupo bastante diverso con personalidades y peculiaridades muy diferentes. Esto hace que para el final de la película nos hayamos familiarizado con ellos y hasta nos preocupemos cuando deban enfrentar situaciones peligrosas. No digo que sean personajes muy bien escritos o que tengan trasfondos interesantes, pero son suficientemente diferentes a lo que solemos ver en este tipo de películas, así que resaltan.

Esto es en gran parte gracias a los diálogos y el humor característicos del director y guionista Shane Black, que sabe como pocos dotar a sus filmes de mucha personalidad y gracia. Aunque no todas las bromas funcionan y algunas de ellas pueden resultar hasta ofensivas (después de todo estamos hablando de un grupo de gente con problemas de salud mental), El Depredador hace reír.

Pero esto no es necesariamente algo bueno. Dependiendo de las razones por las que se decida ver esta película, este humor puede resultar ser molesto e incluso chocar de frente con el tono del filme. El desarrollo está lleno de momentos violentos con mucha sangre y gore, y los chistes no están tan bien integrados como para romper los momentos de tensión o enfatizar el horror. Son casi un elemento aparte que si, hace reír, pero resulta desconectado del resto de la trama.

De hecho, son muchas las partes de El Depredador que no encajan entre sí. Como se dijo al comienzo, la historia es una mezcla de ideas que no tenían forma de ser bien desarrolladas en tan solo 100 minutos. Esta producción sufrió reshoots y cortes bastante publicitados por lo que es posible que buena parte de la trama haya quedado en el piso de la sala de edición. Esto da como resultado muchos elementos forzados, como un traductor “depredador – inglés” que solo sirve para justificar un mal “giro en la trama” respecto a un personaje, o que las acciones de los depredadores no encajen con las razones que se dan para su viaje a la Tierra. Todo esto cierra con una escena final creada solo con el descarado propósito de dejar las cosas listas para una secuela.

Pero todo esto hace pensar que esta es una película terrible, y no es para tanto. El aspecto más importante de una película de Depredador está presente y es excelente: la acción. Los enfrentamientos entre los extraterrestres y los humanos son divertidos y emocionantes, especialmente en el último acto cuando toda pretensión de desarrollar la historia es abandonada y asistimos a una persecución en un bosque, que recuerda a lo mejor de la primera película. Además, podemos ver el campo de fuerza de una nave ser usado de formas bastante originales.

El Depredador es un desastre argumental y narrativo que no aprovecha la idea detrás de los depredadores ni el talento de su director. Sin embargo, no es posible desecharla por completo, pues resulta ser una experiencia bastante divertida e incluso emocionante por momentos. Un filme perfecto para ver con los amigos en una tarde aburrida de domingo. Todo depende de lo que esperen de esta película, ya que si quieren algo similar en tono e intenciones a las tres anteriores películas de la saga, se van a decepcionar muchísimo.

Al menos es mejor que las de Alien contra Depredador.

Calificación
2.7/5 Nota
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