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Cinco cosas que Saint Seiya Omega hizo bien

¿Un desastre que merece cierto crédito o una obra subestimada?

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Subaru

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Muy bien: a partir de este punto te recomiendo que no avances más en el top si estás interesado en ver Saint Seiya Omega, ya que voy a spoilear el final del arco de Pallas ¿No te importa? ¿No vas a ver Saint Seiya Omega? Entendido, pero no digas que no te lo advertí.

Justo al comienzo del arco de Pallas somos introducidos a Subaru, un caballero de acero cuyo sueño es derrotar a Koga y convertirse en un dios. Pedante e inmaduro como él solo, Subaru trata de enfrentarse al caballero de Pegaso, solo para descubrir que este es mucho más poderoso que él. Pero Subaru, siendo un mal perdedor, decide seguir a Koga, acompañándolo mientras este recluta a sus compañeros para la próxima guerra.

Por supuesto, los caballeros de bronce se disgustan al descubrir lo engreído y egoísta que es el caballero de acero. Aun así, lo tratan como un camarada y le enseñan cómo ser un buen caballero de Athena. Son estas interacciones con sus compañeros lo que genera un cambio lento, pero constante en el personaje de Subaru. Este pasa de ser un chico quejón y creído a uno mucho más solidario y humilde. No menos importante, se vuelve un mejor caballero.

La pérdida de varios amigos a lo largo del conflicto es el principal impulso de la evolución de Subaru como guerrero, quien despierta su cosmos y combate codo a codo con los otros caballeros de bronce. De hecho, tras una batalla que no voy a revelar, Subaru hereda la armadura del Caballo Menor. Sin embargo, nuestro caballero de acero es mucho más de lo que aparenta. No obstante, eso lo vamos a dejar para la siguiente página.

No hay nada mejor que un buen desarrollo de personaje, ¿no creen?

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