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John Wick: la historia de un asesino que pasó desapercibida

Está es una película diferente, un viaje dentro de la mente de un asesino que solo quería ser feliz

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Siendo de la generación de personas que nació en 1989 no recuerdo muchos de los clásicos de acción de esa década o de los noventa, al menos no hasta el 2000 cuando empecé a ir hacia atrás a conocer las grandes producciones de actores que fueron importantes para esta época, como Arnold Schwarzenegger en Comando, Bruce Willis con Duro de Matar y Mel Gibson en Arma Mortal, entre otras personalidades como Nicolas Cage, Steven Seagal, Jean Claude Van Damme, Silverster Stallone e incluso Keanu Reeves.

Reeves es uno de esos actores “regulares” que ha participado en una gran cantidad de películas en su carrera, unas son muy buenas, otras no tanto y otras de plano son desastrosas. Aunque probablemente sea más recordado por su papel como Neo en la trilogía de Matrix, no hay que dejar pasar que fue el protagonista de Máxima Velocidad, El abogado del Diablo, Constantine y más recientemente 47 Ronin y John Wick; de estas dos últimas, la más exitosa fue John Wick por ser genuinamente una buena producción, pero a la vez por ser una cinta que en cierta medida recreó la época en la que Reeves surgió como actor, no obstante, de una forma mucho más elaborada gracias a una historia simple, pero llevada a la pantalla grande de una forma diferente.

Más que una reseña, porque ya no tiene sentido, pueden tomar esto como una exposición de razones con las que voy a tratar de convencerlos de ver esta película que, aunque no es una obra maestra, es una gran producción gracias a la fresca visión proveniente de una nueva pareja de directores en el mercado que por primera vez toman las riendas de un proyecto altamente ambicioso y cuya fama los ha hecho incluso pensar en futuros proyectos,como Cowboy Ninja Viking.

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Pero entonces, ¿qué es John Wick? Es un thriller de acción que estuvo sometido a varios cambios desde su concepción por parte del guionista Derek Kolstad, que en un principio creó al personaje como un sujeto anciano y retirado de un negocio constituido a partir de la sangre de otros. Una de las personas que ayudó a modificar el guion fue Keanu Reeves poco después de que fuera seleccionado para el papel, donde primordialmente estaban buscando un protagonista con alto recorrido en la industria del cine, con experiencia, pero que no fuera un héroe.

Cada elemento agregado a la película mejoró lo que terminó siendo la representación de los traumas de un asesino retirado, pero no fue sino hasta la llegada de Chad Stahelski y David Leitch que está película tomó toda su personalidad. Estas personas son originalmente expertos en la dirección de secuencias de acción, más reconocidos por su trabajo en Matrix, V de Venganza 300, entre otra gran lista de súperproducciones y gracias a la intervención de Keanu Reeves en la producción llegaron a ser los directores de John Wick después de que la pareja realizara una serie de cambios que le dieron un aspecto más crudo a la película con un enfoque en la mentalidad de su protagonista.

De esta forma, John Wick tomó forma como un asesino retirado que trata de vivir su vida en paz después de la muerte de su esposa por una terrible enfermedad, sin embargo, cuando él cree que no hay luz en su camino recibe una tierna sorpresa que le vuelve a dar esperanza, una pequeña Beagle llamada Daisy, regalo de su difunta pareja. Lastimosamente para John, su mascota es brutalmente asesinada por un criminal ruso y esto detona una insaciable hambre de venganza que no va a saciar hasta eliminar al culpable, sin importar que este sea el hijo del criminal más poderoso de Nueva York.

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Desde el comienzo, cuando John emprende su camino de venganza se verá como un sujeto calmado y calculador, pero la verdad es que con el pasar del tiempo nos daremos cuenta de que su mente no está bien, es un tipo irritado que no puede expresarse más que por medio de la violencia y cuyo razonamiento lo hace pensar que si su tranquilidad le fue arrebatada, ¿por qué no puede hacer lo mismo con sus enemigos? Así mismo, cada paso que da y cada cadáver que va dejando en su camino le va formulando nuevas preguntas que retumban en su cabeza y que solo lo llevan a pensar en una cosa: su esposa.

Lo más bello de esta película es que exploramos la mente de John, cada vez que él se acerca a su objetivo nos va revelando detalles sobre su “naturaleza” y lo que verdaderamente quiere ser, por supuesto, ayuda bastante la actuación casi inexpresiva de Keanu Reeves que por momentos nos hace creer que John está cuerdo… hasta que estalla. Obviamente también tenemos el contraste de otros personajes que a su manera poco a poco nos presentarán la estructura general en la que se cimentó este mundo, tal como Marcus (Willem Dafoe), el único amigo de John, o Viggo Tarasov (Michael Niqvist), un capo de la mafia sin misericordia alguna.

Si Kingsman estableció un universo basado en elementos extravagantes (y elegantes), John Wick establece un entorno en el que los asesinos a sueldo tienen su propia estructura económica y reglas. En la cinta veremos un hotel central que funcionará como un territorio medio para todos ellos, allí podrán hospedarse, vestirse y acceder a entretenimiento a cambio de unas cuentas monedas de oro; sin embargo, si alguien rompe las reglas de comportamiento significará la muerte. De igual forma, también tienen el apoyo de una «corporación» que cubrirá sus rastros y limpiarán la escena del crimen a cambio del mismo dinero que usan en el hotel.

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El gran éxito de John Wick es haber conservado la escala de este universo en una forma que logra hacernos creer que es real. Es cierto que Nueva York es el campo de batalla para los personajes, sin embargo, no se exagera la premisa para que sea como una película de acción tradicional (o del montón), sino que realmente se toma la tarea de contener los elementos visuales y narrativos dentro de una línea coherente con la historia y un estilo de acción que no depende únicamente de la cantidad de explosiones y balas disparadas.

A pesar de lo anterior, no hay que olvidar que John Wick es un thriller de acción, por lo que no hay que dejar pasar lo evidente. La mayoría de las escenas de acción son protagonizadas por John y una cantidad ridícula de cadáveres que deja a su paso, se ve indudablemente el trabajo de Chad Stahelski y David Leitch como directores de acrobacias, así como el gusto de Keanu Revees por interpretar las escenas más peligrosas que en su totalidad logran ser frenéticas y bien conducidas en una gran variedad de escenarios. Pero, ¿qué tienen de especial para que no sean como en otra película de acción? La respuesta es sencilla: el manejo de la cámara. Claro una escena es la suma de elementos que van desde su concepción, escenografía y naturaleza del personaje con sus habilidades y su motivación, sin embargo, la cámara determina la forma en que estos elementos van a jugar al final.

Usualmente en una secuencia de acción el foco es el acto que desarrollan los personajes, disparar, correr, saltar, etcétera; por lo general, estas secuencias están diseñadas para temblar sutilmente y transmitir la sensación de rapidez. Sin embargo, en John Wick se mezclaron los planos estáticos con planos de movimiento continuo (algo similar a lo visto en Birdman) para proveer una perspectiva diferente a cada escena, de esta forma, el centro de atención es el personaje y su visión sobre el entorno y los enemigos, consecuentemente esto lleva a desarrollar la acción de forma distinta, lo que logra brindar una sensación diferente cuando vemos a John en combate.

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Sin duda alguna el tono de está película es oscuro y crudo, es una historia cruda en sentido que incluso su protagonista no es alguien correcto, aun así, no es una cinta que busque cualquier excusa para disparar un arma. Es cierto que el punto de partida es simple, pero a la vez de la simpleza proviene el punto fuerte de este film que nos presenta el duelo de John por su esposa y su cachorro como una última misión en la que espera lograr su venganza. Claro que no es una película perfecta, pero es un acercamiento diferente a una trama que en manos de otros pudo ser un clon genérico de Taken o Hitman (la película).

John Wick es un viaje intenso y fácil de asimilar, su narrativa se asemeja a la de un cómic que busca establecer un entorno para posteriormente empezar a expandir su mitología. Hay cosas sin explicar, sin embargo, no son vacíos argumentales, sino que son componentes ocultos en la oscuridad (o a simple vista) que tienen el potencial de contar una nueva historia. Es una película simple y sin pretensiones, pero cuyos recursos gráficos y narrativos la hacen interesante y un candidato más que perfecto para convertirse en una franquicia más grande. Aunque me emociona conocer un poco más de John Wick (cuya secuela ha sido confirmada por Chad Stahelski y David Leitch), también soy cauteloso con lo que deseo, tampoco quiero saber hasta el último secreto de un universo cuya perfección se basa en el misterio que lo envuelve.

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